La naturaleza de la Francmasonería no se puede comparar a la de un partido político, un sindicato, una sociedad de beneficencia o un club, y mucho menos a la de una iglesia. Sin embargo, ¿cómo perfeccionarnos si no nos permitimos plantearnos preguntas sobre el mundo que nos rodea? ¿Cómo superar la realidad percibible y buscar el conocimiento, la verdad, la luz, sin recibirlos por una “revelación”, propia de las iglesias pero no de la Francmasonería?
No niego la eficacia de los rituales y símbolos masónicos, todo lo contrario. Los considero una condensación de la sabiduría de nuestros ancestros, incluso de su saber metafísico. Pero estos rituales y símbolos no son abstracciones, se refieren permanentemente a la experiencia de nuestros ancestros y a nuestras propias vivencias. El debate sobre los temas de la sociedad puede ser un aporte importante. Tal vez sea un desvío, pero no impide meditar sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el universo. Los caminos que conducen a la espiritualidad son diversos. Cada uno conoce el suyo. Pueden provocar "la iluminación", el "satori".
En la logia, nuestros estatutos prohíben la discusión o, de todos modos, prohíben polemizar y hacer proselitismo en pro de nuestras convicciones políticas y de la fe. De acuerdo, pero los debates sobre los problemas de las biotecnologías, del medio ambiente, de la justicia, de la repartición más justa de la riqueza, etc., en particular sus aspectos ético y filosófico, me parecen parte de la iniciación. La iniciación debe ayudarnos a superar nuestro individualismo y a favorecer nuestra unión con los demás mediante un vínculo fraternal. El debate social es uno de los medios que mejor nos permiten entenderlos y hacernos entender. Es muy formativo y, para ciertos hermanos, este camino hacia la iniciación es más accesible que la meditación o la reflexión metafísica. No debemos olvidar que, en ocasión de las planchas sobre estos temas, no son solamente los razonamientos presentados los que ejercen su influencia sobre la asamblea, sino también, yo diría, sobre todo las formas de comportamiento del orador, de los otros que intervienen y aún de quienes no piden la palabra. El egregore actúa...
No obstante, no debemos ocultarnos el hecho de que la Francmasonería no tiene las herramientas necesarias para intervenir fuera de sus Templos en tanto que Francmasonería. Carece de los medios necesarios para actuar con eficacia en los ámbitos político, económico y social. No debería intentarlo sino en las ocasiones, más bien infrecuentes, donde existe un consenso entre todos los hermanos, o bien cuando una urgencia justifica un intervención semejante sin debate previo en las logias: Sería impensable que los francmasones se queden callados ante el surgimiento de un nuevo Hitler... Demás está decir, pero mejor aún si lo decimos, que la Francmasonería tampoco cuenta con los medios para dar a sus miembros consignas sobre cómo actuar en el mundo profano. Su programa es la fraternidad universal.
Peter Bu
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